sábado, 13 de septiembre de 2014

Las armas perdidas

Buenas amiguetes! Estaba esperando a tener algo interesante, bueno que contaros a escribir cualquier tontería que se me pasase en ese momento y por eso hoy he recordado cierta historia bastante interesante, la cual os hago saber.
Lo que os vengo a contar me ha venido directamente de los labios de una auténtica japonesa que reside en el país del sol naciente y a la cual agradezco enomemente que me contase esto.No sé si erraré en alguno datos puesto que no he sido capaz de hallar nada en Internet, así que os lo voy a contar tal y como me lo contaron.

Durante la Segunda Guerra Mundial los soldados estadounidenses confiscaron numerosas armas japonesas, como katanas, mandándolas a su país bajo el nombre de trofeos de guerra. Poco después tras finalizar la contienda, Japón reclamó sus katanas y demás armas a Estados Unidos, puesto que algunas eran de oficiales. 

Aquí he de hacer un paréntesis: antes de la Segunda Guerra Mundial, Japón era un país muy poco industrializado pues hasta hacía poco estaba totalmente aislado por decisión suya ante toda influencia extranjera. Así que por este motivo, seguía manteniendo antiguas tradiciones, tradiciones como que el hecho de portar una espada era símbolo de honor... Más bien que la espada era este símbolo. Y no todas las espadas tienen o tenían el mismo valor. Cuenta enormemente la antigüedad que posea el arma en cuestión, pero sobretodo importa el autor del acero, el creador de aquello que defenderá el honor de su portador. Es por este motivo que no, no todas las katanas son iguales.

Siguiendo con lo que contaba, aquí es donde destacó tres importantes katanas. Había pasado de familia en familia durante muchísimo tiempo, todo un milenio y eran tan sumamente importante y valiosa que estaba considerada como Tesoro Japonés
Bien, pues es entonces cuando el hombre de la familia a la que pertenecían dichas armas fue hasta el almacén estadounidense en Japón y donde se sabía que estaban. Se presentó delante del soldado preguntándole por sus pertenencias y el americano le informó que apenas hacía un par de días acababa de llevárselas uno de sus oficiales y para facilitarle el trabajo al hombre le dio el nombre de dicho oficial.
Bien, aquí hay que decir que el idioma japonés es un idioma con sílabas uniformes. Con esto no quiero decir que lleven traje, sino que suenan tal cual. La T con la A sonará igual siempre, sin sufrir variaciones tanto si va en una palabra como en otra, cosa distinta en el inglés, como muchos de vosotros sabréis. 
Bueno, pues hay que decir que al hombre al que le dijeron el nombre no sabía inglés y... Apenas se quedó con el apellido del oficial. Se fue derivando de ir de boca en boca y sólo se sabe que empezaba por T.
¿Thompson?
¿Tyler?



Y la cosa se quedó ahí. No se sabe cuál es el verdadero apellido del nombre que se le dijo al igual que no se sabe el paradero de las katanas, sobretodo de la más importante. ¿Estará abandonada en un trastero, tras una caja llena de mantas viejas? ¿La habrán fundido? ¿Estará puesta de adorno en una pared forrada de papel floral? Aunque sinceramente, la pregunta que yo además me he hecho ha sido la de si sabrá el dueño de semejante arma lo que realmente tiene.

Bueno, hasta aquí el relato. Espero que os haya picado la curiosidad sobre lo que habrá pasado. CHAN CHAN CHAAAAN

Salu2 amigotes!


1 comentario :

  1. Me ha encantado la historia y me ha llenado de curiosidad, muy buena! Por cierto, cuándo vas a publicar el próximo capítulo de memorias de idhun?? me has dejado con mucha intriga :S sigue escribiendo igual de bien!

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